y si el arte es duende... pk no tb la vida?

domingo, 10 de junio de 2007

danza duende

La Danza Duende es una vía del guerrero contemporáneo, con la aplicación de una ética, de una atención y de una actitud que permite convertir su vida en la expresión viva de su obra prima - una auténtica dignidad humana – por medio de una profunda aspiración altruista.

Este proyecto surgió de forma espontánea a medida que mi trabajo, alejándose cada vez más de las categorías de danzas de repertorio, se fue volviendo inclasificable.




Mi profunda admiración por las Danzas y las Artes Interiores, mi formación clásica original y mi empeño total en una vía espiritual milenaria, se han unido en una sola danza sin nombre.
Efectivamente, esta danza sigue sin nombre que la define ya que la Danza Duende es un medio y no un fin.

No se trata de crear un estilo de movimiento ni de formar clones. Muy por el contrario: se trata de restaurar une visión sagrada y sencilla de la danza a un nivel profesional infinitamente creativo.

Se trata de liberarse de conceptos limitados, de liberarse profundamente gracias a la bondad intrínseca y a la disciplina, indispensables para vivir tal Libertad.




en abrirse, en conectarse con el momento presente y en ganar confianza en sí mismo poco a poco hasta superar los temores y las expectativas
Todo el proceso es improvisado a partir de la realidad movediza de los participantes, del momento, del lugar... lo que se llama “entrar en el flujo”, es decir “Duende".


La estructura del trabajo se basa en un aspecto emocional o sentimental particular, escogido con anterioridad en función de las cualidades que deseamos invocar y desarrollar. Sin intelectualizar ni filosofar sobre nuestra pesquisa, la viviremos tal y como es, en interdependencia con el grupo, sin perder nunca nuestra propia autonomía individual.
Es un recorrido solitario, a veces difícil, a veces euforizante, a veces hilarante, en que se producen encuentros extraordinarios consigo mismo y con los demás.



Varios son los objetivos que se reúnen en esta vía:

1. La excelencia artística y humana.
2. La transmisión de dimensiones espirituales y éticas universales en el aprendizaje del arte.
3. La noción de responsabilidad individual y universal en la divulgación y comercio del arte.
4. El combate contra la ignorancia.
4.1. La desmitificación del concepto común de “artista maldecido”, que se traduce por una fascinación sutil por las actitudes destructivas.
4.2. La fundación sólida de un espíritu de solidaridad y confianza, en el seno de la comunidad artística.
5. La apertura infinita, la curiosidad y el respecto por todas las formas de conocimiento artístico, sin discriminación y sin juicios de valor.
6. El retorno del reconocimiento de la Danza, libre de “intelectualismo”.
7. La asignación de fondos, a través de la inversión de empresas privadas en expresiones artísticas humanitarias.
8. Un cambio profundo de las perspectivas y los objetivos de la enseñanza de las artes del espectáculo, para que pueda trascender sus limitaciones habituales.


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